desde vos
partir a destajo la fábula
y creerlo
el carcelero pierde su dignidad
y se esfuma en un cuarto envasado
sin tus manos
el muro de las entidades
va y viene como el deseo
empuñado de ecos
en la celeridad de la noche
que ya no me amamanta
no creas que el silencio vence a la voz
el silencio es la voz
el destino
la llave
la ausencia el obsequio que nos desnuda
apretados a la vida
mordiendo el latido que conjura
a la muerte anidando en los oídos
¡vísperas de campanarios
tengan piedad de las flores blancas...!
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