lloras mujer tu vacuidad de niños
la luna no bendice las mareas de tus trompas
son cuencos que esperan tus manos
veintiocho noches con sus años en horas
y otra vez tras las migas del camino
van hormigas rojas
un temblor de flores mustias
desangran pétalos sin aroma
corolas de paso
sin tiempo de anidar en tus hojas
lloras mujer tu vacuidad de niños
¡y hay tanta infancia sola
sin arrullo de alondras...!
Se dice que la vacuidad y la nada son como el todo. Hay otros que piensan que Dios da pan a los que no tienen dientes. La verdad es que estos versos son crudos, fuertes, fuertes como el sentimiento duro de la muerte.
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