Cuenta hasta diez,
hasta mil
y vuelve a cero, la señora...
Cuenta a cuenta gotas.
Diluye con agua de lluvia,
la misma que enjuaga los tejados
y los dispensa de esos rojos estrafalarios
que llevan a restregarse los ojos y la mirada.
Sabe que el tiempo en su sentencia inunda los algibes
y se dispersa en alcantarillas subterráneas
llevándose inclemente el presente entre sus garras.
Sabe también que el tiempo se cobija en los jacintos
que perfuman desde los tubérculos
y hasta en el polen que trasladan las abejas en sus patas.
Apoyada en las balaustres del pálido balcón, ensimismada,
siente su corazón de ábaco postergado
latir rudimentario y a deshora.
Pintura: En el Balcón. Alfonso Michel
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