"La vida de un poema depende de la duración de su descarga eléctrica." VICENTE HUIDOBRO

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martes, 5 de junio de 2007

A DON BENITO QUINQUELA MARTÍN




"La Boca es mi taller mi refugio y mi modelo. Todo lo que hice y todo lo que conseguí es un premio a la fidelidad. En mi vida y en mi arte permanecí siempre fiel a mí gente, a mi puerto y a mi barrio"
Benito Quinquela Martín
(Argentina 1890?-1977)


¡Ay tu bañadera Benito...! ¡Que invitación palpable la tuya a que me diese un baño de asiento, despojarme del afuera y adentrarme en lo profundo de vos!. Abriste la canilla y te sonreíste al ver mis ojos asombrados, el agua caliente salía teñida por los colores de tus espátulas de pintor.Te miré las manos, las puse entre las mías, estaban sucias de carbón, de infancia huérfana hasta que te adoptaron quienes te bautizaron y dieron nombre. ¡Bendita carbonería Benito donde iniciaste tus trazos! ¿Podría haber habido lugar mejor para vos que crecer invadido por el negro constante del carbón y del Riachuelo? ¿Acaso no es sobre el blanco y el negro dónde nacen y expiran los colores?.
Me arropaste con un traje antiguo desteñido por el tiempo, lo miraste, no te gustó. Me pintaste entera de ocaso, violetas, naranjas, hasta parecer un mascarón de proa de fines de siglo XIX. Y yo me dejaba hacer por tus pinceles con olor a aceites y tabaco. Nos paramos frente a la inmensa ventana que da al puerto, esa que pareciera no tener limites y, comprendí.. Ella enmarcaba los cuadros que se gestaban en tu idea.
Allí te tragó la tormenta de cielo caníbal como a un barco más; allí el fuego te lamió hasta asfixiarte cuando al “ San Blas” no le alcanzaron las escupidas aguas de las mangueras hasta quedar todo rojo sangre, púrpura quemada; allí la niebla y la bruma espesa se adueñaron de tu paleta gestando los plata y celestes grisáceos que esfumaste por los amaneceres de tu tela. Trabajaste sin pausa dando testimonio del esfuerzo desmedido del hombre y su trabajo, del peso de arrastrar cadenas, de esas que sacan callos que duelen.
Me llevaste a ver los muelles donde amarran los barcos que no van a volver a zarpar, aquellos de maderas viejas, descascaradas y anclas carcomidas por el óxido. Pero también me acercaste a los cielos calmos, recién despiertos, donde se escuchaba el acordeón de un marinero bostezando su noche larga

.-Ya me voy Benito...¡ tengo que volver...!
-¡Huís como el agua... Sos el agua que necesito..! A partir de ahora te nombro miembro de La Orden del Tornillo, dijiste, mientras me colgabas del cuello un collar de pequeños tornillos de madera. Besaste mis manos, besé las tuyas. Bajé corriendo las escaleras... De no ser así, me hubiera quedado amarrada a tu ventana para siempre.

1 comentario:

  1. Quinquela es el pintor boquense como aqui lo es Ampuero,Están ahitas de pintores las galerías y los museos, sin embargo por alguna extraña razón,hay algunos elegidos por su pueblo, como los representantes de la vida que les atañe..... Buen escrito, sabio y con la parsomonia necesaria para seguir el vertigo de las imágenes.

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